Personas físicas (trabajadores o autónomos) que no pueden atender pagos de forma continuada.
¿Las deudas se han convertido en una carga insostenible?
Cuando la presión económica se acumula, no solo afecta a tu bolsillo: invade tu tranquilidad, tu familia y hasta tu salud.
Quizás te identifiques con alguna de estas situaciones:
- Pagos que no dan tregua: cada mes parece imposible ponerse al día.
- Presión constante: recordatorios, intereses y llamadas que generan ansiedad.
- Incertidumbre diaria: miedo a perder tu estabilidad o tus bienes.
- Falta de aire: esa sensación de que, aunque trabajes duro, no logras avanzar.
Si te reconoces en alguno de estos puntos, ya sabes el desgaste emocional que supone convivir con las deudas.
